La producción y el consumo sostenibles consisten en hacer más y mejor con menos, pero de acuerdo con Naciones Unidas, también se trata de disociar el crecimiento económico de la degradación del medio ambiente, impulsar un uso eficiente de los recursos y promover estilos de vida sostenibles.
Recientemente hemos podido ver cómo estos principios empiezan a calar a todos los niveles con las conclusiones del estudio «Sostenibilidad y Consumo 2022» del Observatorio Cetelem, que ha puesto de relieve que el 50% de los consumidores españoles tienen en cuenta la sostenibilidad a la hora de realizar sus compras y que tres de cada cinco estarían dispuestos a pagar un mayor precio por un producto que sea sostenible, lo que da muestra de una tendencia que, afortunadamente, parece estar consolidándose en la forma de pensar tanto de aquéllos que producen, como de los que consumen.
La sostenibilidad es importante también para los inversores, y prueba de ello es que las inversiones ESG (Environmental, Social and Governance, por sus siglas en inglés) – esto es, que tienen en cuenta factores ambientales, sociales y de gobierno – siguen una tendencia al alza, como pone de manifiesto la séptima edición del Observatorio de la Inversión ESG del Club de Excelencia en Sostenibilidad y Georgeson, elaborado en colaboración con IE Business School y Endesa.
En 2021 los fondos ESG manejaban 621.000 millones de euros, y sus perspectivas se pueden ver aún más favorecidas por el creciente desarrollo de normativas internacionales en este ámbito, surgidas con el objetivo de promocionar una economía sostenible.
Sin duda, esto se debe a una cada vez mayor concienciación con la importancia de preservar el medio ambiente y combatir el cambio climático, algo muy en línea con la adopción de diferentes Objetivos de Desarrollo Sostenible, como “Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna” (número 7), «Garantizar el consumo y la producción sostenibles» (número 12) y “Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos” (número 13) y el creciente interés por el modelo de economía circular, si bien en los últimos tiempos han entrado en el tablero de juego nuevas variables, como el incremento de los precios de los combustibles fósiles y de la energía.
La percepción de los consumidores y de los inversores cada vez es más positiva hacia aquellas empresas que se caracterizan como sostenibles y que, entre otras cosas, consumen energía limpia, proveniente de fuentes de energía renovable. En este sentido, una de las iniciativas más destacadas es RE100, por la cual las empresas más influyentes del mundo se comprometen a que su energía sea 100% renovable antes de 2050. Y una buena forma de hacerlo es a través de la instalación de autoconsumo fotovoltaico en la cubierta de una empresa o firmando un contrato de compraventa de energía a largo plazo (Power Purchase Agreement, o PPA por sus siglas en inglés) para comprar energía limpia, soluciones que no solo permiten abaratar los costes energéticos asociados a la actividad, sino que mejoran la imagen corporativa y la sostenibilidad de las empresas.
En Opengy ofrecemos precisamente eso: soluciones de autoconsumo, autogeneración y PPAs basadas en tecnologías limpias y competitivas. Estamos inmersos en un profundo cambio de paradigma que conlleva importantes oportunidades y ventajas: contáctanos hoy para empezar a ahorrar y mejorar la sostenibilidad de tu actividad, a la vez que te beneficios de importantes ahorros y mejoras la competitividad de tu empresa.