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Mantenimiento de una instalación fotovoltaica: actividades a realizar y frecuencia para optimizar su vida útil

La vida útil, el rendimiento y el nivel de producción de energía van directamente ligados a las tareas de mantenimiento que realicemos en cada instalación fotovoltaica.

Recordemos brevemente los tipos de mantenimiento de una instalación fotovoltaica, vistos en el último post del blog, el primero de la serie mantenimiento: el predictivo, que es el que predice mediante la monitorización en remoto posibles futuros fallos; el mantenimiento preventivo, que previene con visitas técnicas la existencia de un mal funcionamiento de la planta; y el correctivo, que se centra en corregir los fallos que no se han podido evitar o prevenir.

¿Qué actividades incluye el mantenimiento y con qué frecuencia se realizan?

Existen diferentes modalidades para el mantenimiento preventivo, yendo desde lo más básico al máximo detalle.

Se empieza con una inspección visual de todos los componentes de la instalación:

Módulos

Se asegura que los módulos no reciben sombras por obstáculos, ni existen roturas del cristal o deformaciones del marco del módulo, entre otros.

Se realizan también inspecciones con cámaras termográficas, para examinar la existencia de quemaduras en la superficie.

En estas imágenes se puede ver un ejemplo de termografía, donde se observan tres puntos a 21,4ºC, 15,1ºC y 17,6ºC. Los colores más cálidos representan las zonas más calientes. Estas imágenes nos dicen que no hay ningún punto caliente ni ningún problema en la superficie de los paneles.

Inversor

Se debe comprobar el correcto funcionamiento, alarmas y sus características eléctricas, así como realizar pruebas de arranque y paradas.

Cables y conectores

Se verifica que no existen animales (por ejemplo, roedores) que puedan producir daños a la instalación. Se realiza además un reapriete de bornas y tornillos, y se suelen comprobar también las derivaciones eléctricas, examinar los contadores y lecturas de producción y consumo.

La termografía permite conocer también si hay cables sobrecalentados o contactos sueltos, así como el estado de las conexiones y de los elementos de protección. En estas imágenes de termografía se puede observar el punto más caliente en blanco que alcanza 34,9 º.

Estructura

Se comprueba la perfecta sujeción de los soportes de montaje a los módulos, pero también de los anclajes a la cubierta, así como posibles fallos en esta, como goteras o roturas. Los tornillos de anclaje deben estar con el apriete marcado por el fabricante y sin deterioro de ningún tipo como óxido o corrosión.

Sistema de monitorización

Se comprueba la correcta adquisición y transmisión de datos, asegurando el perfecto estado de las sondas de radiación y temperatura y que no haya interferencias que puedan alterar la emisión y recepción de datos, así como el cableado que lo conforma.

Según el tipo de instalación, se barajan diferentes tiempos para la realización de las acciones comentadas anteriormente. Por ejemplo, en residencial, al ser instalaciones más pequeñas y en ambientes menos hostiles, el mantenimiento se puede realizar una vez al año.  Sin embargo, en plantas más grandes se corren más riesgos y se recomienda aumentar la frecuencia de las visitas, ya que las temperaturas extremas, los animales, el crecimiento de broza entre otras puede afectar al buen funcionamiento de la instalación.

¿Cómo y cuándo realizar una limpieza para los módulos?

La limpieza de módulos tiene como objetivo asegurar que no haya suciedad excesiva sobre los módulos que afecte a una bajada de la energía captada sobre la superficie. Las principales causas de esta bajada suele ser por polvo acumulado, nieve o excrementos de aves. El mejor momento para la realización de la limpieza suele ser a primera hora de la mañana o a última ya que es cuando hay menor radiación y los paneles se encuentran a menor temperatura. Se recomienda la limpieza de los paneles al menos una vez al año, dependiendo de las condiciones del emplazamiento siempre se puede incrementar.